domingo, 19 de enero de 2014

PUNGESTI. SER O NO SER BURGOS


     Efectivamente si ustedes apostaron por la no pertenencia de Pungesti a Burgos acertaron. Pero hay muchas circunstancias de este pueblo del nordeste rumano perteneciente al condado de Vaslui que se reproducen en muchos de nuestros pueblos.


     Pungesti es un pequeño pueblo de 229 habitantes cuya actividad principal, exceptuando una pequeña industria local, es la agricultura y la ganadería. La casa como la ropa se heredan de los padres. La mayoría de la juventud sueña con la emigración a las ciudades para mejorar sus vidas. La población tiene una alta media de edad, una tasa de desempleo mayor y un nivel de infraestructuras menor que el resto de Rumania a la par que, por las mismas razones, una de las naturalezas donde la actividad humana ha sido menos invasiva. También comparte con Burgos su mayoritaria oposición al fracking, en el caso de Pungesti 213 habitantes (93%) se declaran en contra. A lo que hay que sumar las declaraciones de municipios libres de fracking que se vienen dando en diferentes pueblos del condado de Vaslui.

      Las primeras voces que se alzaron en Valsui contra la fractura hidráulica datan de 2011, según hemos podido recoger. En mayo del 2012 Victor Ponta del Partido Socialdemócrata gana las elecciones. En su programa incluía la prohibición del fracking para la extracción de gas. Ponta declaró una moratoria de facto que solo duro hasta finales del año cuando se concedieron 5 licencias a las empresas Chevron y a Shell. Seguramente influenciado por uno de sus asesores de “estrategia económica”: Wesley Clark, antiguo general del ejercito EEUU. La Administración de Información de la Energía del gobierno de EEUU anuncio en 2013 que Rumania podría albergar hasta 1,5 billones de metros cúbicos de shale gas. Algo más del 10% de lo estimado en toda Europa.

     En Pungesti la zona afectada sobrepasa los 20.000m2. El permiso de construcción para levantar la plataforma de exploración se concedió el 3/10/13 a tan solo 500m del pueblo. Esto indignó al movimiento contra la fractura en Pungesti que creó un campamento permanente desde el 15/10/13 en una propiedad alquilada a un vecino del pueblo. Esta propiedad es colindante a los terrenos del alcalde, anteriormente de titularidad pública, donde Chevron quiere realizar la primera plataforma de exploración mediante la fractura hidráulica. En noviembre los vecinos presentaron más de un millar de firmas en la prefectura de Vaslui pidiendo la destitución del alcalde Mircea Vlasic. Este se defendió presentando una denuncia por falsificación a los representantes de los vecinos. La tensión crecía. Gheorghe un anciano de 83 años declaraba: “Puede que no tengamos dinero, pero tenemos agua limpia y salud, y queremos que nos dejen en paz”. El 16/10/13, tras la intervención de la policía para romper la cadena que los manifestantes hacían en la carretera de acceso a la explotación, a Gheorghe le falló el corazón y tuvo que ser trasladado al hospital:   “Podrán matarme, pero no me rendiré. ¿Qué derecho tienen los americanos a venir y envenenar nuestras tierras? Me quedaré todos los días si hace falta. Los policías pueden golpearnos hasta que se cansen. Me golpearon a mí y a mi hijo”.




    El día 2/12/13 había en el pequeño Pungesti 400 manifestantes y 500 policías. La policía entra en el campamento desmantelándolo violentamente. Ese mismo día se declara a Pungesti y sus carreteras de acceso “zona especial de seguridad”; lo más parecido a un toque de queda que permite la legislación rumana. De este severo control de movimiento de la población quedan exentos “los vinculados a contratos comerciales privados”.





     Pese a estas medidas intimidatorias el 7/12/13 se organiza una manifestación frente a la plataforma que construye Chevron. Los ánimos se van caldeando y tras varios momentos de tensión finalmente los manifestantes tumban la valla que delimita el terreno y entran en él. Según declaraciones de testigos, recogidas por el periódico Diagonal, alentados por la policía.
     Esta acción se saldó con el endurecimiento de la “ley marcial” con severas restricciones de movimiento durante las cuales se ha prohibido incluso sacar a pastar a las vacas, ir al colegio u hospitales e impidiendo el acceso a la prensa. Se realizaron 37 detenciones por los hechos. Todos ellos acusados por “asalto en contra de las buenas costumbres” y 28 de ellos por un segundo delito por “destrucción y ultraje contra las buenas costumbres”. Los acusados por este delito se enfrentan a condenas de hasta 7 años.






     A mediados de diciembre el movimiento contra la fractura hidráulica recibió un nuevo mazazo tras rechazar la Corte de Magistrados de Vaslui la abolición de la “zona de especial seguridad”. Esto a pesar de la protesta realizada por 11 eurodiputados denunciando “la profanación del derecho a la propiedad privada, ejerciendo las autoridades policiales un poder desproporcionado y maltratos físicos sobre los ciudadanos. La libre circulación y el derecho a la información  fueron limitados…” (Carta presentada al parlamento europeo el 13/12/13).

    El 10/12/13 Día Internacional de los derechos humanos se realiza una manifestación en Bucarest contra la aprobación de la nueva ley de Minas y en solidaridad con Pungesti. Esta ley califica los recursos mineros de interés estratégico nacional, colocándolo por encima del derecho a la propiedad. Esta manifestación acabará ocupando la Casa Nacional del Defensor de Pueblo. Es desalojada ese día pero la ley no logra aprobarse al no alcanzar la mayoría absoluta necesaria, prologándose su aprobación a una segunda votación futura.

     El 3/1/14 la policía desalojó nuevamente un segundo campamento de activistas en Pungesti.

    María Olteanu, activista anti fracking, compara la represión con la ejercida por el regimen del partido comunista rumano durante la dictadura de Ceausescu: “Es la misma situación, solo que ahora se trata de terrorismo corporativo. El gobierno vende al país a empresas extranjeras y declara la guerra a sus ciudadanos.”
    Gheorghe Monteanu, vecino y activista, dió cobijo a varios compañeros: “He sido golpeado con puños, pies y palos. Durante la noche tengo uno o dos policías en la puerta, si me levanto me siguen.”
    Vasilica, vecina y activista: “Si usted va de pastoreo, puede recibir una paliza. Golpearon a un montón de gente, jóvenes, viejos y niños. Anoche salí para ir al baño y un hombre con una linterna me ordenó entrar de nuevo en casa.” El baño se encuentra en su propio patio casero.
     Spiridom, hospitalizado dos veces tras cargas de la policía. Preguntado por los rumores que tachan a la gente de Pungesti de “un puñado de lunáticos dependientes de las ayudas sociales”: “Tengo más de 50 cabezas de vacas y trabajo todos los años cerca de 50 Ha. Yo trabajo desde la mañana a la noche. Invito a Ponta (Presidente rumano) a venir a mi granja y ver como funciona. Bueno, no protestamos por locos o por aburrimiento. Queremos que nos dejen en paz para trabajar, criar a nuestros hijos y nietos…” zanja la conversación el grito de un niño “¡los fardos para las vacas!”.
     Basilio, vecino: “El es mi hijo pequeño. Como pueden ver le dieron una paliza los gendarmes. He intentado hablar con Vlas (Alcalde de Pungesti) pero, como desde hace unos meses, no se encuentra por ninguna parte”.
     La anciana Maria Dedu fue preguntada por un policía - ¿A dónde va, abuela? Por aquí no se puede pasar. – Respondió – Si estáis golpeando a la gente de mi pueblo ahí abajo, es ahí donde también yo quiero estar.”
    Constantino Pâslaru, líder de la resistencia en Pungesti y miembro de la ONG Miscarea de Rezistanta de la Pungesti (Movimiento de resistencia de Pungesti). Creada para captar  y administrar fondos de resistencia, dedicados mayormente a los gastos judiciales. Hizo la siguiente comparación: “Imagínese que estamos en una balsa de corcho en medio del mar y alguien viene a hacer un agujero alegando que él solo hará agujeros en su parte de corcho.”
    Luca Opea, activista presente tanto en Pungesti como en Bucarest, de la que hemos conseguido parte de esta información cerraba un artículo sobre Pungesti: “Los habitantes de Pungesti son mayores y más valientes de lo que imaginábamos. Sin duda merecen compasión y apoyo. Son unos ancianos campesinos y un puñado de activistas, por lo que están perdiendo la batalla de nuestro futuro. La crisis energética, climática y democrática por la imposición de políticos que colocan los intereses privados por encima del bien común.


 Ven y gánala. Va en serio, es real y es mortal. 
Gana esta lucha. Implícate como puedas hoy.

     
     La imposición de la fractura hidráulica ha provocado diferentes conflictos en todo el planeta, todos ellos con características similares. Mosna y Pungesti (Rumania), Zurawlow (Polonia), Balcombe y Baltor Moss (Reino Unido), New Brunswick (Canadá), Neuquen (Argentina)… esperemos que ningún pueblo de Burgos ni de ninguna otra parte, pase a engrosar esta lista de los que, pese a la gran oposición social, han sufrido la fractura hidráulica desde su lado más violento. Pero no el más trágico: la pérdida de nuestro futuro, pues aún no se han rendido. Si tu tampoco lo has hecho acércate a la asamblea de tu comarca y participa.


Fuentes: Luca Opea activista contra el fracking en Rumania, 
              http://phro.ro/stiri/noutati-pungesti/   (De donde he tomado las fotografias)
              https://www.facebook.com/pages/No-Fracking-Romania/
              http://frackoffromania.wordpress.com/
              http://www.rosiamontana.org/en/argumente/legea-distrugerii-ro-iei-montane
              http://www.ecologistasenaccion.org/article27046.html
              http://www.diagonalperiodico.net/global/21159-gobierno-rumano-se-alia-con-chevron
               


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